El Espejo de Argentina y el Mundo

Año XX - Nº 226 (Segunda época)
Septiembre 2015

7 de noviembre de 2014

Evo y otra victoria estratégica para el continente



El aplastante triunfo de Evo Morales en los comicios bolivianos significa una correntada de viento fresco para la causa latinoamericana-caribeña. Es por ello que el festejo de esta nueva reelección de Evo resonó con fuerza en Venezuela, Cuba y cada uno de los países que conforman la estructura del Alba. Pero también, adquirió grado superlativo el entusiasmo, entre los cientos de miles de bolivianos que habitan en Argentina, donde casi el 90% votó por el Movimiento Al Socialismo.

Más allá de lo altamente simbólico que resulte haber obtenido la victoria precisamente el “Día de la resistencia indígena”, es indudable que la misma coincide también con un difícil momento para el continente. Un territorio en el que la escalada imperialista contra gobiernos y pueblos que la enfrentan, está en pleno apogeo.

Evo y su compañero de equipo, Álvaro García Linera, mostraron de esta manera tan ilustrativa (más del 61% de los votos) que para cualquier proceso de cambio que se precie es indispensable fijar metas claras y proceder en consecuencia. Durante los dos mandatos que gobernó el MAS y sobre todo a partir de la realización de la Asamblea Constituyente, quedaron definidos los puntos claves que irían a marcar el derrotero gubernamental del nuevo Estado Plurinacional puesto en marcha. Ellos fueron: a) empoderar a quienes habían estado, desde siempre, excluidos de las decisiones de poder, b) recuperar la plena soberanía y terminar con la dependencia, nacionalizando los hidrocarburos y el gas, y otros sectores de la riqueza local, destinando las rentas obtenidas a proyectos de mayor solidaridad social, c) generar una política económica fuerte y en crecimiento constante a pesar de la crisis mundial. Y a la vez producir lo que muchos prometen y pocos cumplen: distribuir la riqueza entre los que menos tienen, d) por último, Evo y el pueblo boliviano enmarcaron  el proceso revolucionario en un rechazo ostensible al colonialismo, el capitalismo y el imperialismo, sosteniendo la necesidad imperiosa de avanzar hacia el socialismo.

Con la manifiesta inclusión de los movimientos sociales en sus planes estratégicos, el gobierno de Evo y Álvaro ha conseguido garantizar el bienestar material, logrando convertir en protagonista de la vida política boliviana a las grandes mayorías populares de obreros, indígenas y campesinos. El otro sujeto beneficiado por el cambio en la vida política del país, han sido las mujeres. Hasta la llegada del MAS al gobierno, ellas habían sido protagonistas esenciales en la “guerra” del agua y del gas, pero tenían vetada la incorporación a estructuras institucionales.  Hoy, el cambio en ese sentido es radical. Las mujeres “con pollera” son ministras, alcaldesas, y ocupan otros cargos relacionados con el nuevo poder institucional. De allí que, mayoritariamente, una gran parte del voto triunfante provenga de ese sector de la sociedad.

El otro aspecto a destacar de lo hecho y lo mucho que queda por hacer está fijado en el plano regional primero y luego a nivel mundial. Por primera vez en la historia de la Nación, Bolivia es uno de los actores fundamentales de la integración latinoamericana y caribeña, jugando su rol en plano de igualdad con los países rectores en la región. De igual modo este avance se manifiesta a escala global.

La prédica de Evo, humilde y convincente, y no por ello menos radical en el enfrentamiento con el Imperio comenzó a ser una costumbre en cada foro internacional. Desde la batalla ganada por el reconocimiento de la coca, en oposición a sus detractores ultra-conservadores, hasta las acciones de solidaridad concretas del gobierno boliviano con los países asediados por la agresiva política exterior estadounidense, como ocurriera con Venezuela, Ecuador, Honduras, Argentina y Brasil.

Como página especial en ese aspecto, hay que destacar la expulsión del embajador norteamericano y de la Usaid, y las similares acciones tomadas contra el Estado Terrorista de Israel, o la actitud inclaudicable del presidente boliviano cuando fue secuestrado junto a su avión en Europa.

Evo le ha introducido a la pelea latinoamericana-caribeña una impronta que prioriza la integración y la unidad entre pueblos, pero a la vez pone el acento en un discurso antimperialista a los efectos de que los organismos regionales como la Celac y la Uunasur, enfrenten las presiones que sobre algunos países miembros realiza la diplomacia estadounidense. En ese sentido, junto con los presidentes Nicolás Maduro, Raúl Castro, Rafael Correa y Daniel Ortega, entre otros, Evo ha salido a desenmascarar las intenciones de la Alianza del Pacífico, identificando esa instancia como un intento de resucitar al Alca felizmente enterrado en Mar del Plata en noviembre de 2005.



 
 (Epígrafe: Evo Morales en sus épocas de dirigente cocalero del Chapare. 1996. Foto: JP Russell)




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